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Ah, sí, claro, yo qué sé, a mí no me miren, yo sólo soy periodista...

Esto debería haberlo escrito la semana pasada, cuando salió publicado, pero, bueno, uno deja los días pasar y aquí estamos.
La cosa es la siguiente: En el Radar del domingo pasado salió una nota de Mariano Kairuz sobre la película Hijos del hombre, basada en la novela homónima de P. D. James.
Y allí se dicen dos cosas de la autora que demuestran que el autor de la nota toca bastante de oído con respecto a esta autora.
En un momento dice:

James es una católica devota

Bien, quizás Mariano Kairuz no leyó el diario de P.D. James (La edad de la franqueza) o no lo tiene tan fresco como yo (que lo estoy leyendo en este mismísimo momento), porque si no sabría que la autora repite hasta el hartazgo su condición de anglicana, su admiración por el misal anglicano, su relación con la iglesia anglicana y cualquier cosa que a uno se le ocurra que pueda tener algo que ver con el anglicanismo. Está bien, uno puede decir que un anglicano es un católico que no cree en el Papa sino en la Reina de Inglaterra, pero no es el hecho, si no se sabe algo y no se quiere hacer una pequeña investigación, es mejor callar.
Y la segunda está en el mismo registro:

P. D. James, escritora inglesa especializada en policiales a lo Agatha Christie y Ruth Rendell

Ajá, lo de Ruth Rendell puede ser, ambas son amigas y ambas son consideradas como renovadoras del policial inglés pero ¿Agatha Christie? Lo único que tienen en común Agatha Christie y P. D. James es que ambas son señoras inglesas autoras de novelas policiales, además de que si ya su declaración de fe anglicana es excesiva, su desprecio a las novelas de Agatha Christie es público, notorio y muy conocido. Aparte de que basta la lectura de un libro de cada una de las autoras para ver que las diferencias son muchísimas más que las similitudes. Para ponerlo en términos de ciencia ficción, es como decir que J. G. Ballard escribe novelas "a lo Isaac Asimov" (o, para ponerlo en literatura fantástica del mainstream argentino, que Cortázar escribe cuentos "a lo Borges").

Sí, sí, ya sé, soy un quisquilloso y todo eso. Pero es que me enerva ese mandafrutismo soberbio del periodismo cultural del cual este articulito es sólo una muestrita. Basta leer todas las semanas el Ñ, el Radar o el suplemento Cultura de La Nación para encontrar al menos un artículo en el que el/la autor/a no ponga en evidencia que toca de oído sobre lo que escribe. O sea, no todo el mundo tiene obligación de saber todo, probablemente no encontraron una buena fuente de información y la profesión periodística se ha precarizado postmenemíticamente, pero, bueno, no sé, uno puede ser lo suficientemente astuto como para ocultar su ignorancia, ya sea escondiéndola ortodoxamente o poniéndola honestamente bien al frente y diciendo "Sí, no sé nada de esto, pero buscando en internet me enteré que..." y después, bue, Krishna proveerá.
Al fin y al cabo, con escribir que P. D. James es una persona "muy devota" y que escribe "en la tradición del policial inglés" se decía lo mismo, no se metía la pata y yo no escribía esto.

Digo.

Comentarios

  1. Anónimo8:04 p.m.

    Hola saurio:
    A propósito de mal periodismo y falta de documentación, sugiero que revises el significado de "enervar".

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  2. OK.
    Veamos que dice la RAE en su diccionario:
    enervar. (Del lat. enervāre).
    1. tr. Debilitar, quitar las fuerzas. U. t. c. prnl.
    2. tr. Debilitar la fuerza de las razones o argumentos. U. t. c. prnl.
    3. tr. Poner nervioso. U. t. c. prnl.
    Yo lo usé en la tercera acepción. Es decir, el mandafrutismo me pone nervioso. ¿Hay algún problema en ello?

    No sé quién serás, pero tu intento de hacerte el vivo (o la viva) no te salió bien. Y, encima, hacerlo en forma anónima... mmmmmmm.

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A ver qué es lo que tenés que decir al respecto, eh.

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